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May 5, 2020

Relajación Autógena de Schultz

Introducción

El entrenamiento autógeno fue publicado en 1932 por el médico alemán Johaness Schultz. Schultz había quedado impresionado por la remisión de síntomas orgánicos y emocionales en diferentes procesos de hipnosis pero la pasividad de los pacientes y su excesiva dependencia del terapeuta limitaba la aplicación del proceso. Trabajó a partir de entonces en la elaboración de un procedimiento en el que el sujeto fuera capaz de autogenerar un cambio en el estado de consciencia, caracterizado por la desconexión general similar al estado hipnótico, aunque sin llegar a niveles tan profundos. 

Partiendo de las experiencias de la hipnosis, en las que las representaciones mentales podían producir cambios físicos, y ya que el estado hipnótico de tranquilidad se acompaña normalmente de sensaciones de peso y calor, llegó a la conclusión de que las representaciones mentales de esas sensaciones podían llegar a evocar la respuesta de relajación.

A partir de aquí tuvo la idea de combinar las técnicas de peso y calor con la regulación de los latidos del corazón, palabras de tranquilidad y confianza y concentración en la respiración para propiciar la relajación.

Cuando poner en práctica

La aplicación de la relajación autógena es adecuada cuando los altos niveles de activación se encuentran implicados en el problema, y no son secundarios a otros problemas físicos o psicológicos, ni existen contraindicaciones para su utilización.

Por sus peculiaridades, principalmente actúa a través del sistema nervioso autónomo, restableciendo el equilibrio entre las ramas simpática y parasimpática. Tiene mayores efectos que otras técnicas en trastornos como migrañas o hipertensión.

Hay que tener en cuenta que su aplicación no implica necesariamente un beneficio clínico en todos los casos, se encuentran diferencias en función de las características de los pacientes, como el grado de motivación y capacidad de autogestión, los niveles autonómicos basales y las variables de personalidad.

Aplicación

Primero evaluaremos el problema y las características del paciente para definir si la relajación autógena será una estrategia útil.

Una vez nos decantemos por esta técnica le explicaremos cuales son sus objetivos, fundamentos y desarrollo, enfatizando en la importancia de la práctica diaria.

A partir de aquí procederemos a las sesiones de entrenamiento, divididas en 2 ciclos: ejercicios de relajación y ejercicios de imaginación.

Durante los ejercicios se debe mantener una actitud de concentración pasiva, permitir más que hacer. Y procurar una imagen mental de lo que se intenta sugestionar en cada momento (por ejemplo, de la sensación de peso en el brazo derecho)

El esquema del entrenamiento general sería el siguiente:

  • Repetir 6 veces la frase:»El brazo derecho es muy pesado»
  • Repetir 1 vez la frase: «Estoy muy tranquilo»
  • Repetir 6 veces la frase: «El brazo derecho está muy caliente»
  • Repetir 1 vez la frase: «Estoy muy tranquilo»
  • Repetir 6 veces la frase: «El pulso es tranquilo y regular»
  • Repetir 1 vez la frase: «Estoy muy tranquilo»
  • Repetir 6 veces la frase: «Respiración muy tranquila»
  • Repetir 1 vez la frase: «Estoy respirando»
  • Repetir 1 vez la frase: «Estoy muy tranquilo»
  • Repetir 6 veces la frase: «El plexo solar es como una corriente de calor»
  • Repetir 1 vez la frase: «Estoy muy tranquilo»
  • Repetir 6 veces la frase: «La frente está agradablemente fresca»
  • Repetir 1 vez la frase: «Estoy muy tranquilo»
  • Terminamos con las frases: «Brazos firmes» «Respirar hondo» «Abrir los ojos».

Una vez que se dominan los ejercicios estándar se pueden introducir los de imaginación para actuar sobre las funciones mentales.

La secuencia de sugestiones sería la siguiente: visualización de un color, visualización de objetos concretos, visualización de conceptos abstractos, concentración en una persona concreta, concentrarse en observarse a sí mismo, exposición a una vivencia familiar.

Problemas durante la práctica

Durante la práctica: risa, charla, ruido externo, sueño, tos, y estornudos. Aparición de pensamientos intrusivos.

Específicos de la técnica: sensaciones extrañas como espasmos u hormigueos, excesiva sensación de calor o aceleración de la tasa cardiaca o respiratoria. Estas sensaciones son normales del proceso de relajación e irán desapareciendo.

Por las características de la relajación autógena es la que más frecuentemente provoca temor a la pérdida de control. Se debe incidir que la persona siempre tendrá el control de sí mismo y el terapeuta es sólo un instructor. Puede ser de ayuda hacer algunos cambios como permanecer sentados o con los ojos abiertos y las luces encendidas.

El terapeuta debe estar atento a estos problemas para poder solventarlos y que la persona pueda progresar en el entrenamiento de la técnica.

Dentro de poco estará disponible en Youtube un vídeo sobre el primer ciclo de la relajación autógena

María del Amor Garcés Santamaría. 

Psique Sana. Centro de Psicología y Crecimiento Personal

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